Seduccion Parte 1 (Seducción Femenina)

“Hubo un tiempo en que la mujer, sobre todo ella, necesitó recurrir al encandilamiento físico como método para vincularse a las figuras de poder, y de este modo garantizarse una vida algo más cómoda o, simplemente, necesitaba sobrevivir. La mujer de antaño halló un potente juguete de control en la pulsión sexual masculina, en su deseo carnal incontrolado. No obstante, para la mayoría se trataba de un utensilio efímero, ya que el mando regres cuando disfrutaba de la apertura y disponibilidad sexual de la mujer. Una vez satisfecha la servidumbre hormonal, el macho recuperaba el poder.

El descontento con un triunfo tan fugaz hizo que algunas féminas pusiesen en marcha métodos más creativos e inteligentes, capaces de erosionar la fuerza masculina y prolongar su propio dominio; así fue como se establecieron los primeros escalafones de la seducción en versión primitiva.

En primer lugar, era preciso captar la atención; el maquillaje, peinado, vestimenta y olor ofrecían la impresión de estar frente a una diosa viviente, un trofeo inalcanzable y celestial. El ojo masculino sólo accedía a escasos retazos de carne muy preciosos y con poder suficiente para disparar la imaginación sexual y, sobre todo, se encendía el anhelo incontrolado de poseer una figura de ensueño, digna de un ser superior.

Una vez conquistado el interés del varón, el halo de la deidad viviente arrastraba a su víctima lejos del territorio masculino hacia un lugar sin guerra, política o comercio, un mundo femenino impregnado de hedonismo, voluptuosidad y lujo. El hombre invitado a tan idílico emplazamiento apenas podía resistir la intención de reposar allí para siempre; pero justo en el instante en que se acomodaba para recibir el manjar de la anfitriona, esta modificaba drásticamente su actitud. Los susurros se volvían fríos; su porte, distante; su gesto, deseñoso.

La víctima, confundida, veía como los sueños se le esfumaban entre los dedos antes de haberlos alcanzado; la ilusión adquiría rasgos de desesperación. Entonces el potencial viril retornaba, emergía de nuevo para reconquistar el paraíso de placer imaginado, pero en el mundo que se le escapa de nada sirven la brutalidad o la violencia que tan útiles resultan en el terreno de los hombres; en el país de las mujeres se barajan unas artes mucho más sofisticadas, indirectas e imprecisas a las que él no está acostumbrado, cuyas leyes desconoce. Por ello, en la carrera de persecución por recuperar lo que una vez creyó suyo se va minando su capacidad de reflexión; durante el trayecto el hombre deja de ser analítico y se vuelve emocional.

Psicología de la seducción
Alejandra Vallejo-Nájera.

Comentario:

El juego de la seducción es un juego de poder un juego en el que se busca atención pero antes que nada control, la mujer -experta en estos menesteres- tiene todo el arsenal para lograr lo que quiere, por un factor genético (en la antigüedad su arma contra el macho dominante era sus encantos, la promesa de placer, de sexo), ellas saben como dominar a un hombre, saben como llevarlo al cielo pero también saben como hacerlo sucumbir si no se les da lo que ellas quieren, el macho tiene una gran debilidad: la búsqueda del placer, cuantos hombres no han perdido la cabeza por la búsqueda de ese placer, ese pedazo de cielo aquí en la tierra, cual hombre no ha llorado, reído, extasiado, dormido, soñado por el amor de una mujer, como dice el dicho: ¨jalan mas dos tetas que una carreta...¨


2 comentarios:

    La astucia femenina es de miedo.. y cuando arrastran al hombre a ese mundo sentimental... que se agarren los más machos...

     

    asi es andres, la mujer tiene un poder del que el hombre ni aun siendo homosexual puede resistir, por ejemplo eel heterosexual, desea el placer los halagos y los encantos de la mujer y el que es homosexual, aunque en parte la detesta, desea con toda su alma ser como ella.

     

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