Seduccion Parte 4 (La anatomia de la Seducción)

A pesar de la adaptación y la transformación que siempre otorga el tiempo, la anatomía de la seducción, su técnica, continúa vigente desde que la inventasen las mujeres del Imperio Romano. Veamos el primero de sus peldaños: captar la atención. Sin atención no hay seducción posible, como bien saben los publicitarios, los líderes políticos o de negocios, los padres de familia, los gurús espirituales y los profesores que conocen las leyes de la buena pedagogía.
No todos los seductores ejercen un magnetismo similar, albergan intenciones idénticas, ni todas las personas sucumben al mismo tipo de seducción. La personalidad del seductor, su temperamento, formación e inteligencia atraen a unos destinatarios y repelen a otros. Dicho de otra forma, el seductor acoge deseos, exhibe virtudes, sufre carencias y es depositario de necesidades como cualquier otro ser humano; por ello, su interés se centra en aquellos destinatarios susceptibles, al menos en apariencia, de alimentar su psicología personal.
No hay que olvidar que seductor y seducido se complementan y alimentan mutuamente. Por otro lado, la persona seductora no encandila constantemente y sin descanso; el arte de la fascinación exige energía y cuidado, en muchos aspectos resulta verdaderamente agotador.
El magnetismo de una persona radica en que cerca de ella nos sentimos mejor que cuando está lejos. Nos la imaginamos poseedora de algo que a nosotros nos falta, pero lo que verdaderamente nos atrapa se debe a que se muestra dispuesta a compartirlo, incluso en exclusiva, si nos portamos convenientemente y respondemos a lo que esperan de nosotros (…) se las arregla para que a su lado nos sintamos importantes, únicos y originales. En sus ojos vemos reflejada la imagen de nosotros mismos que deseamos poseer y proyectar. La persona seductora siempre presta una atención extraordinaria al otro, ensalza sus virtudes, fulmina sus complejos, regala aprobación a raudales, y al hacerlo, se garantiza el apego. El anhelo es aprobado, de ser amado y entendido ejerce una pujanza tal que en cuanto lo saboreamos ligeramente ya no podemos prescindir de ello.
El mismo tiempo, el fascinador, en cualquiera de sus versiones, preserva para sí un trozo del secreto, un pedazo del misterio, dándonos a entender que algún día terminará por desvelarlo… pero tal día quizá nunca llegue.”

Psicología de la seducción
Alejandra Vallejo-Nájera.


Comentario:
El hecho de encontrar en cada persona su punto débil, el punto en el que caerá en nuestra influencia, es todo un arte, ser capaces de poder realizar esto implica un crecimiento personal, en cualidades que encantan a los demas, entre mejor estemos interiormente mejor podremos influir nuestra influencia, el dificil Arte de la Seduccion,

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